Por Álvaro Montero
Amor, esta ciudad ya no resiste la ira de Dios, por todas partes se amontonan los muertos y los aparecidos los corretean de noche y los queman en las afueras, cerca del río. Ya lo han hecho conmigo y regreso luego para ver si me estás esperado.
Me quemarían de nuevo, te lo aseguro. Me culpan de haber traído la peste en la maleta de viaje. Yo traje solo unas aves que me hicieron soltar a la puerta de la ciudad.
Amor, no debo tener ni alma. Cuando me queman con candela la veo salir y le pregunto por los que se fueron primero. Pero yo regreso amor, hediendo a humo, regreso para morir cuando los espasmos no me dejan tranquilo.
Te escribo a prisa, siento el repicar de las campanas. Un ave de mal agüero llama para la procesión. Siento que vendrán los espasmos y me quemarán por la tarde.
Esta ciudad de cólera nos consume a todos.
Commentaires