"Yo no soy un vivo, soy apenas un gil avivado"
Corría el año 2003, y un recién asumido presidente Nestor Kirchner un proyecto que que acabaría siendo promulgado Ley 25.844, que declaraba todos los 13 de noviembre como el Día del Pensamiento Nacional.
El 13 de noviembre fue propuesto para conmemorarse el nacimiento de Arturo Jauretche, escritor, intelectual, militante radical y funcionario del primer gobierno peronista. Una de las personalidades más importantes de la historia política y social de la Argentina.
Entre sus obras se encuentran: Los profetas del Odio y la Yapa, Forja y la Década Infame, El Medio Pelo en la Sociedad Argentina y Manual de Zonceras Argentinas.
Para recordarlo, te dejamos algunas de sus reflexiones, que son a la vez reflexiones sobre lo nacional y la forma de pensarlo.
“Hasta que un dia el paisano acabe con este infierno, y haciendo suyo el gobierno, con solo esta ley se rija: o es pa' todos la cobija, o es pa' todos el invierno.”
“El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.”
“Lo nacional es lo universal visto por nosotros.”
"Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor."
"Los intelectuales argentinos suben al caballo por la izquierda y bajan por la derecha."
“No darse cuenta de que este fenómeno universal tiene su connotación lógica en la Argentina es no darse cuenta de que el enfrentamiento de las generaciones es una cosa necesaria. Porque si los jóvenes carecen de la madurez que le reclamamos, nosotros carecemos de la adecuación a la realidad que ellos nos reclaman. Somos hijos de nuestro tiempo, aunque no querramos serlo; aunque querramos ser revolucionarios. Quien no entiende esto se halla imposibilitado de entender al general Perón cuando habla del trasvasamiento generacional.”
"La del 45 fue una revolución de jóvenes, a pesar de esa ausencia. Recuerdo que el día de la proclamación de la fórmula Perón-Quijano, frente al obelisco, en medio de la multitud me encontré con un viejo camarada de lucha: el teniente coronel Gregorio Pomar. Veía la multitud y se afligía: ‘¿Será posible que éstos triunfen?’. No tengo ninguna duda. Estate seguro de que van a triunfar’, le dije. ‘Lo que caracteriza a esa multitud es la edad. ¿No ves que son todos jóvenes?’, le pregunté.”
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