Los libreros que quieran continuar en el negocio van a tener que hacer algo más que colocar libros en las estanterías y esperar para venderlos.
La opción hoy es ofrecer a sus lectores visitantes ediciones por demanda de obras que estos se interesen en publicar, quizá no con intenciones comerciales en la mayoría de los casos, sino por el natural afán de mostrar lo suyo a sus allegados.
No es la competencia de las obras publicadas en formatos digitales la mayor amenaza para el librero que, por otra parte, es muy poco significativa sobre todo en obras literarias, sino la real situación económica que hace prescindir de la compra de libros.
El cambio de actitud ante esta situación debe apuntar a probar con alternativas novedosas en nuestro país, pero con probado éxito en diversos países europeos.
Sin duda, no siempre se trata de escritores profesionales por lo que, en muchos casos, los habituales visitantes de las estanterías que cuentan con la intención de volcar al papel lo poco o mucho que escriben, requieren de servicios editoriales asequibles y que se alejen de la utopía que representan las grandes casas editoras. Si consideramos solo un ínfimo porcentaje de ellos, es colosal la cantidad de potenciales interesados en publicar.
Las razones de esta iniciativa y el nuevo emprendimiento pueden ser muy diferentes según el tipo de librería del que estemos hablando: la actual crisis, la superficie disponible, la posibilidad de atención personalizada, las diversas estrategias comerciales, las pocas ventas, etc.
En este marco, la oferta de impresión por demanda a potenciales clientes que “están a mano” es una opción nada despreciable.
Facilitar la publicación a innumerables potenciales escritores es un servicio que el librero puede ofrecer y, sin duda, a través de ella obtener interesantes beneficios.
Como sea, reiteramos que los libreros que quieran continuar en el negocio van a tener que hacer algo más que colocar libros en las estanterías y esperar para venderlos.
Según el sistema de Gestión Económica de la Librería en España 2008, un alto porcentaje de ellas, sin precisar cuántas, ya se dedica a alguna actividad complementaria a la venta de libros: edición, impresión, distribución, ofreciendo a sus clientes posibilidades de promoción de sus obras en sus mismos locales y sirviendo esto asimismo como modo de acercamiento de mayor cantidad de público
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