Por Ricardo Güiraldes
Me he perdido a mí mismo.
A veces tomo entre mis manos los recuerdos con cariño y busca largamente mi infancia, mi fe y mi fuerza. Las veo allá, detrás de una infranqueable transparencia de años, señalando con desprecio mi actual desvío y admiro su firmeza de brújula.
Me he perdido a mí mismo cuando más hondo me buscaba, como si a fuerza de vivir hubiese muerto.
Tiendo adelante mis brazos y todo es adelante.
¿Cómo saber?
Espero.
Una voz más grande me dirá: ¡Ven!
Y desde entonces caminaré con la vista de mi frente abierta, de rodillas, en un campo de heridas, llevando en la garganta el trago de la vitoria.
Y una cesación de dolores precederá la hoz de mi paso con salutación de trigo unísono ante la segadora.
Me he perdido a mí mismo y espero.
Extraído de Poemas místicos. (Póstumos)
Publicado en la edición n° 47 de la tercera época de la revista PROA
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