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Agatha Christie, palabras de amor y un nombre falso

Actualizado: 14 ene 2021


"No puedo juzgarlo (al libro), quizá sea anodino, no esté bien escrito o sea pésimo, pero de lo que estoy segura es de su integridad y sinceridad; escribí lo que deseaba y ésta es la más preciada joya que un autor pueda tener."


Hace 45 años, 12 de enero de 1976, fallecía en Wallingford, Reino Unido, Agatha Mary Clarissa Miller. La mujer que el mundo entero conoció como Agatha Christie; que entró al Record Guinnes por ser novelista más vendida de todos los tiempos - sólo equiparable en cifras a Shakespeare y a la Biblia- y que además es una de las autoras más traducidas del mundo. Se calcula que al día de hoy lleva vendidas más de dos mil millones de copias de sus libros.


Agatha Christie de niña

Un día, siendo apenas una niña, su madre le sugirió que se pusiera a escribir para pasar el rato; si total, se la pasaba leyendo. El resultado fue una novela que le envió a un académico amigo de su familia, el primero que le dio algunos consejos para convertirse en la reina del misterio. Este hombre le dijo: «Tienes grandes dotes para el diálogo y deberías cultivarlo para que sea natural. Procura suprimir toda moralización; te gustan mucho, pero resultan aburridas. Deja sueltos a los personajes para que hablen por sí mismos, en lugar de sugerirles lo que tienen que contar y explicar al lector lo que quieren decir. Que lo juzgue quien lo lea. Presentar dos tramas es un defecto propio del principiante. Pronto te dolerá malgastar así los argumentos». Estas recomendaciones la acompañarían durante toda su obra.


En 1920, con 30 años, publicó su primera novela oficial y adulta, para decirlo de algún modo que no opaque el mérito de haber escrito una siendo una niña. Esta era El misterioso caso de Styles, donde daba a conocer al mundo entero al entrañable Hércules Poirot. Desde entonces, publicó 65 novelas más, todas policiales.



Pero no todo es misterio y asesinatos.


Cansada de escribir sobre asesinatos y crímenes, un día se puso a escribir novelas de amor. Se inventó un nombre, Mary Westmacott y durante quince años publicó sin que nadie supiera que era ella. De hecho, muchas de esas novelas recibieron una acogida benevolente de parte de la crítica.


Estos son los títulos.


Retrato inacabado. Celia fue una niña feliz, una joven solicitada, una esposa amante y entregada. Su vida era, ella misma lo reconocería más tarde, vulgar, pero marcada por una timidez congénita que la llevaría a hacer de su madre la única referencia psicológica. Y esa dependencia solo la podrían romper los propios sinsabores de la historia de Celia. Cuando se descubre habiéndolo perdido todo, la sombra del suicidio amenaza con oscurecer su destino. Pero la aparición de Larraby, un exitoso pintor dispuesto a escucharla y comprenderla, le ofrece una segunda oportunidad para ser feliz. ¿Podría Celia reconciliarse con su pasado para, por fin, alejar las nubes que se ciernen sobre su futuro?


Un amor sin nombre. En esta obra acompañamos a Vernon desde su infancia hasta su madurez. Él es un compositor de gran talento, pero se encuentra atrapado por su indecisión y falta de ambiciones. Una vida, a pesar del apoyo de sus viejos y sólidos amigos Sebastian y Josephine. Atormentado por las dudas, y dividido entre dos amores: el de la bella e inmadura Nell, una conocida de la infancia, y el de la apasionada Jane, cantante de ópera, símbolo de esa madurez que Vernon teme aceptar. La música, el dinero, la guerra y el amor formarán una parte del todo que es esta historia.

La rosa de sangre. Todo el mundo esperaba que Isabella Charteris, hermosa y aristocrática, se casase con su primo Rupert cuando este volviera de la guerra. Hubiera sido un matrimonio «conveniente». Cuán extraña resultó entonces para todos la aparición de John Gabriel, un ambicioso e implacable héroe de guerra, en la vida de Isabella. Para ella, el precio de su amor por él implicaría abandonar sus sueños de edificar un hogar feliz. Para él, amar a Isabella significa destruir toda oportunidad de realizar sus ambiciones profesionales...


Una hija es una hija. Ann Prentice siempre se se había llevado bien con su hija, pero, cuando a la edad de cuarenta años Ann se enamora y decide casarse de nuevo, los problemas comienzan...


Lejos de ti esta primavera. Con un título adoptado de uno de los sonetos de Shakespeare, la obra se centra en el autoanálisis minucioso, implacable, de una mujer que poco a poco va descubriendo el perfil real de lo que ha sido su existencia, muy distinta en realidad de como ella la había ido viendo en un proceso deformador.


La carga. Laura siente celos de su hermana pequeña recién nacida. La niña llega incluso a desear la muerte de su hermana, hasta que se produce un incendio en la casa, y la salva, desde entonces la querrá con locura.


De todos sus libro, este era su favorito.


Dice la autora en su Autobiografía: "... escribí el único libro que me ha satisfecho por completo. Era una nueva novela de Mary Westmacott, la historia que siempre quise escribir... Era el retrato de una mujer... Titulé el libro "Lejos de ti esta primavera". Naturalmente no puedo juzgarlo, quizá sea anodino, no esté bien escrito o sea pésimo, pero de lo que estoy segura es de su integridad y sinceridad; escribí lo que deseaba y ésta es la más preciada joya que un autor pueda tener."


Y acá te dejamos un fragmento.


La alegría se reflejaba en los ojos de Mrs. Scudamore cuando se apartó del espejo. «¡Sí! Resultaba agradable comprobar el buen éxito de sus esfuerzos. Nunca me ha interesado trabajar fuera de la casa ni me han atraído las distracciones —pensó—. Me he sentido muy feliz representando mi papel de esposa y madre. He estado siempre enamorada de mi marido, que hizo una brillante carrera por cierto… tal vez incluso me deba parte de sus éxitos. ¡La influencia de la mujer es tan grande!… ¡Mi querido Rodney!…». Su corazón se llenó de alegría al pensar que pronto, muy pronto —dentro de cinco días exactamente—, volvería a verle. Esperaba que no se hubiera sentido excesivamente solo durante este tiempo. Nunca había estado tanto tiempo ausente. ¡Qué vida tan feliz y tranquila habían llevado juntos! Bueno, la palabra tranquila tal vez no fuera del todo apropiada. La vida hogareña nunca es completamente tranquila, con las vacaciones, las enfermedades contagiosas, y las averías que se producen, siempre en invierno, en la calefacción. La vida, a fin de cuentas, es una serie de pequeños dramas. Y Rodney siempre había trabajado duro, excesivamente duro para conservar la salud. Durante siete años había trabajado demasiado. Joan se dijo gravemente que su marido no tenía tanta resistencia en la vejez como ella. Andaba un poco encorvado, tenía muchas canas y profundas ojeras. ¡Pero esto era normal! Y de ahora en adelante todo iría mejor: se les habían casado los hijos, y el trabajo de Rodney cada vez era más productivo, y más contando con el apoyo de su nuevo socio. Sí, su marido podría tomarse algunas vacaciones. Ambos iban a poder divertirse un poco, recibir más en casa y pasar una o dos semanas en Londres de vez en cuando. Rodney podría jugar otra vez al golf.

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